Los ramos de flores para funerales son un objeto que tiene un alto valor decorativo. Detrás de cada rosa y su fragancia, se puede sublimar además la tristeza de lo que supone la ausencia del ser querido. Es decir, las flores terminan por convertirse en un elemento discreto que aporta a la liberación de la melancolía que experimenta la familia y los amigos de la persona fallecida.
La existencia de los ramos de flores para funerales hace parte de una tradición que se mantiene viva desde hace mucho tiempo. Cualquiera llegaría a pensar que se trata de un adorno que empezó a usarse para darle belleza a la muerte, en tanto la flor como fruto de una planta siempre evoca el renacer.
Pero no. La razón del por qué se utilizan ramos de flores en los funerales tiene un fundamento que en esencia tiene que ver más con lo funcional, que con lo artesanal. La connotación de las flores como elemento que evoca la esperanza y la vida futura, pensamiento que hace parte de la tradición judeocristiana, vino a tener una participación posterior.
Los ramos de flores para aromatizar la realidad
La participación de los ramos de flores para funerales data desde hace milenios. Desde el momento mismo en que el ser humano se encontraba ya en la fase en que su razonamiento lógico lo incentivo a pensar que la vida continua más allá de la muerte, considerando así la existencia del alma.
Para ese momento de la historia, en las comunidades a las que pertenecía el ser humano ya se realizaba la práctica de rendir honores al cuerpo de la persona fallecida. Existían rituales pensados para que el alma del difunto pudiera liberarse y alcanzar la paz que no había llegado a experimentar en esta vida.
Sin embargo, hablamos de una práctica que podía tardar varios días. Por lo que esta velación del cuerpo conllevaba a que, como fruto de la descomposición, empezarán a emanar de éste fuertes y desagradables olores. Las condiciones higiénicas y las prácticas en lo relativo al trato de un cadáver distaban muchísimo de ser lo que son hoy en día.
Fue entonces cuando se pensó en hacer uso de los Ramos de flores para funerales, dada la intensidad de su aroma, para camuflar dichos hedores. El cuerpo de la persona fallecida permanecía entonces bajo una “montaña” de flores y más flores, dejando a la vista el rostro de la persona.
La modernidad y la tradición de los ramos de flores para funerales
A medida que fue pasando el tiempo y las técnicas de tantopraxia se fueron perfeccionando, el cuerpo del difunto dejó de desprender olores tan fuertes durante el tiempo de velación. Por ejemplo, uno de los líquidos más utilizados para la preparación de los cadáveres es el formol, el cual tiene un olor bastante fuerte pero que retiene el avance de la descomposición y desinfecta.
Por eso, hoy en día, la presencia de las flores, aparte de ser decorativas y hacer eco de dicha tradición, sirven en cierta medida para aromatizar dicho olor. La sala de velación deja de estar saturada de dicho químico y permite que predomine la fragancia dulce que emiten las rosas.
Ahora bien, hay que tener en cuenta que hoy en día la tradición de la floristería se ha transformado en otro tipo de objetos decorativos como lo es la corona de rosas o las cruces. En el caso de las cruces, naturalmente se hace referencia a lo que fue la vida de Cristo y su relación con la Resurrección y Vida Eterna.
En cambio, en el caso de las coronas, que también posee una tradición cristiana, se hace referencia al ciclo de la vida. Por eso, el círculo que representa la corona es la continuidad de la vida.