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El duelo en los niños ¿Cómo saber llevarlo?

El duelo en los niños ¿Cómo saber llevarlo?

Cuando una persona fallece, el duelo supone una experiencia que llega a un gran número de personas. El sentimiento de pérdida lo vivimos todas las personas, desde las personas con mayor edad como los ancianos, pasando por los adultos y jóvenes, hasta llegar a el duelo en los niños.

Por eso el duelo en los niños resulta algo ineludible, ya que aun cuando no lleguen a sentir la pérdida directamente, sus sentimientos sí perciben la melaconlía que proyectan sus padres. O bien, se gesta en sus emociones, el dolor directo de la ausencia del ser querido.

Por lo general, es frecuente que el duelo en los niños menores de 5 años no llegue a afectar. Es algo que acontece precisamente porque su mente y sus emociones no alcanzan a dimensionar lo que supone la muerte ya que no es hasta esta edad cuando comienzan a desarrollarse los miedos, entre ellos, el miedo a la muerte. Para ellos, la pérdida de un ser querido no posee aun el significado de que dicha persona no volverá a estar presente en su mundo.

El proceso de asimilación no es el mismo para todos lo niños, por eso hay que tener tacto para manejar la situación.

No utilizar eufemismos

A la hora de apoyar el duelo en los niños en el proceso de despido de un ser querido, uno de los errores más tremendos que suelen cometer los familiares, es adornar la muerte a través de eufemismos. Se le da otra connotación a lo que supone el duelo en los nños, con argumentos como “tu padre está en el cielo”, “los ángeles se lo han llevado hasta donde está Dios” o “está en el sueño eterno”.

Esto supone un error muy grande, en tanto, aparte de lo que ya supone que el niño se enfrente al misterio de la muerte, también se le está forzando a crear un imaginario que en cierto sentido alivia el duelo, pero que a largo plazo, cuando éste imaginario pierda consistencia con el paso de los años y el desarrollo natural, el niño se va a sentir defraudado emocionalmente y le habremos desposeído de recursos para el afrontamiento.

La cuestión en este punto se simplifica en ser sinceros con el niño y hacerles entender en primera instancia el motivo de la muerte. Si murió a causa de un cáncer o un accidente, indicárselo tan como es. El niño necesita comprender cuál es la causa que derivó en dicha situación.

Esto se complementa con decirle que a partir de entonces no volverán a ver a dicha persona en el resto de su vida, porque sencillamente la vida es un misterio tan similar a lo que supone nacer. La idea es hacerle comprender que el ciclo de la vida es ese y que la muerte es algo que llega a toda persona y forma parte del ciclo natural.

Tener cuidado con las preguntas profundas para ayudar a superar el duelo en los niños

Cuanto más sincero sea el diálogo y la explicación de que la vida está trazada por la muerte, el duelo de los niños dejará de lado la reflexión. Sus sentimientos podrán despejarse por sí solos y su mente empezará a establecer relaciones, que se podrían considerar lógicas. Por ejemplo, entenderá que, hasta la imagen de una hormiga sin vida, representa una cuestión natural e inevitable de la Vida.

La cuestión es que el niño en su intento de comprensión empiece a plantear preguntas complejas ¿Cuándo lo volveremos a ver? ¿Cuándo yo muera volveré a reunirme con mi tío? ¿En qué lugar está ahora? Preguntas que demuestran su relación entre lo que es material e inmaterial.

En este caso, lo ideal es que se mantenga un diálogo sincero con el niño, evitando a toda costa los eufemismos. Muchas veces la respuesta más coherente será decirle: “No sé, todo eso lo sabremos el día en que nos corresponda morir”.

Permitirles ser participes del funeral

Otro aspecto importante a tener en cuenta es, que en muchas ocasiones el proceso del funeral puede ser terapéutico para el niño. Claro, si se trata de niños cuyas edades sean inferior a los 5 años, es probable que estar en medio de tantas emociones tristes, les resulte muy complejo ya que son muy perceptivos de las respuestas de dolor de su entorno.

La cuestión es percibir cómo de necesario es que el niño esté en este ritual. A través del cual va a poder tener una perspectiva de que la muerte es algo que se puede vivir con dignidad. Que no supone un misterio que determine futuros complejos psicológicos.

El funeral supone un ritual de despedida que ayuda al niño a comprender el sentido de la pérdida y cómo la tristeza de la pérdida del ser querido puede convertirse en algo liberador para sus dudas y emociones.

Es necesario tener en cuenta la edad de los niños y niñas y ayudarles a naturalizar el proceso de la muerte según su capacidad de comprensión. Siempre partiendo de una comunicación abierta sincera que facilite la expresión y la canalización de los sentimientos y emociones en los más pequeños.

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